Te conozco, tienes rizos; casi eres
como yo.
Nos vimos y recorrimos
las llanuras del buen ser.
Nos dimos espacio en el tiempo que
ata y suelta a la vez.
Dos agujas yendo solas,
unidas alguna vez;
siguiéndonos una a la otra,
en círculos una y otra vez.
Ahora no estás y te extraño,
y te busco, allí.
Miro a través del uvero,
detrás de unánimes soles,
te silbo con sostenidos y bemoles
y eres todo; sonido y eco.
¡No te hayas roto en la orilla! ¡No te
quieras separar!
Somos uno ¿No te ves en mi?
En la intersección está la fuerza,
lo contrario es hebetar.
Tu, ellos, yo, él y aquellos,
indivisibles, presumibles.
En las llanuras del buen ser,
por momentos,
habitando siempre esta esfera, y
todos los tiempos.
Informa: Anabel Rial B.