Serás su puerto

Serás su puerto, pero ella,
siempre será un ave de mar.

Acaríciale despacio,
con suavidad,
recorre cada recoveco,
apoya tu cabeza en su hombro,
así sentirá que alguien más se ha
dado cuenta de que su corazón ya no
late.

Quítale el polvo,
sécale las lágrimas,
y recuérdale que por cada persona
que no le valora,
hay dos que lo hacen.

Abrázale fuerte,
puede que ayude a soldar cada uno
de sus pedazos,
y reconstrúyela al paso de tus
yemas por su piel,
remiéndale,
arréglale,
haz que se vuelva a querer con cada
roce de tus labios sobre su piel.
Y cuando llegue la noche, arrópale
susurrando que nada malo puede
pasar debajo del edredón.

Límpiale las heridas para que
cuando cicatricen esté listo para
volver a volar,
pero esta vez haz que vuele lejos de
una pared.

Pero entiende, que volará lejos, te
recordará, pero no volverá.
Habrás sido su puerto, pero ella era
un ave de mar.

 

Informa y fotografía: Cocinelle (@cocinelleblog)

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