Reclamo mi derecho a estar “perdida”:
a no buscarme,
a no encontrarme,
a vagar por el espacio
acariciándome en la vida….
Reclamo mi residencia en la
indefinición: Absoluta.
A ser, si es que hay que ser algo,
ni más ni menos
que el aire que respiro y
que nunca aterriza….
Reclamo mi derecho a que también
todo esto no le importe a nadie:
ni siquiera a mí misma….
Y seguir siendo así,
si es que hay que ser algo,
la negación misma.
Reclamo mi derecho a no ser
personaje, ni engranaje ni memoria,
ni camino, ni destino, ni perfil,
ni norma ni cultura ni sabotaje
ni abordaje.
A pararme sin más:
adn, dni, credo individual o
colectivo….
Ser tal vez
nada más que, a veces, transeúnte
absorto y sin sentido
Reclamo así vivir con los ojos
cerrados,
abriendo todos los cerrojos
para empezar a amar la vida.
Informa: Pilar Martínez