Sin primavera ni verano

Que me caiga a los abismos
de los que procedo/
si tú abandonas el útero del amor
Que no aniden más en mí las aves
estacionales/
que cambian su rumbo
buscando lugares cálidos/
cerca de los paisajes de nuestras almas,
si tú talas el árbol de nuestra unión.
Que se callen para siempre las voces
que proclaman a los cuatro vientos
que nuestro amor es eterno
porque su fe ciega no les deja ver tu
desánimo.

Informa: Vanesa González

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