LUNA, con un guiño de luna,
con dulzura de Luna,
con piropo de luna.
La más pequeña de las lunas
se asoma a la blancura de la noche
a ofrecerle su sonrisa;
a reflejarse en los espejos,
redondos y profundos,
que dan vida a la vida;
a dibujarse en los requiebros,
suaves y templados,
que modulan los sonidos del arpa.
Luna de manos bienhechoras,
de sueños livianos,
regala delicias de biberón
entre sus abrazos de niña.
Luna de mayo gozosa,
se inventa una canción de
madrugada
para que tú la recuerdes en otras
primaveras,
o cuando ladre un perro en el
jardín,
y navegues, luna a luna,
por las aguas de sus ojos,
en piropos de Luna perfilados
sobre la bella redondez de su
cálido despertar.
Fotografía: Raquel María Benito