Duerme callada mi dama

Las noches de invierno, los días de otoño,
duerme callada mi dama.
Doncella de la garúa, reina del diluvio
los días de otoño, las noches de invierno
no tenemos fogata, pero sí sabias frazadas
para hacer frente al aguacero.
Corre las doce meridiano,
y aún duerme, callada, mi dama.

 

Los vientos de eucalipto asoman
nuestra ventana, alguien quema un árbol,
mientras duerme, callada, mi dama.
Para hacer frente al aguacero,
no tenemos fogata,
pero si sabias frazadas,
los días de otoño, las noches de invierno.

Informa: Alexander Bustos Castillo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *